Llegar a todas las víctimas de la trata sin dejar a nadie atrás

Es el eslogan del ‘Día Mundial contra la Trata de Personas’ de este 30 de julio de 2023, en un contexto mundial de crisis, conflictos y emergencia climática que aumenta los riesgos de trata de seres humanos. En Andalucía, según los datos que aporta la Radiografía de la Trata en Andalucía y Galicia de Accem, desde 2016 hasta 2020 el aumento de víctimas de trata con fines de explotación laboral es ocho veces superior a la de cualquier otra forma de trata.

Son datos que recoge el Balance Estadístico 2016-2020 sobre Trata y Explotación de Seres Humanos en España, elaborado por el Centro de Inteligencia contra el terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO), adscrito a la Secretaría de Estado de Seguridad del Ministerio del Interior. Aunque se suelen asociar trata de personas y explotación sexual, es necesario comenzar aludiendo a otros fines. El diagnóstico de Accem recoge el aumento de las personas víctimas de trata con fines de explotación laboral, que pasaron de 5 a 96 en el periodo de 2016 a 2019. Atajar el tráfico de personas con fines de explotación laboral requiere de la acción conjunta y coordinada de la inspección de trabajo, los sindicatos, las instituciones, entidades, fuerzas y cuerpos de seguridad y la fiscalía.

La definición de trata de seres humanos se encuentra recogida en el ‘Protocolo para Prevenir, Suprimir y Castigar la Trata de Personas, especialmente de Mujeres y Niños, ratificado por España en 2003, que complementa la Convención de las Naciones Unidas contra la delincuencia organizada transnacional (Nueva York, 2000); por “trata de personas” se entiende la captación, transporte, traslado, acogida o recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, el engaño, abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad (…) para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. La explotación incluirá, como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos”.

El abordaje de una actividad delictiva basada en el sometimiento de las víctimas hace muy compleja la detección y abordaje. La Guía para la intervención profesional con mujeres en situación de trata y explotación sexual editada por la Diputación de Granada sitúa el punto de partida en un triple enfoque. El primero de ellos, un enfoque basado en los Derechos Humanos, de acuerdo al comentario conjunto de las Naciones Unidas a la Directiva de la Unión Europea, y que supone una metodología promotora y protectora de los derechos humanos, y fortalece la participación de las víctimas de trata en las respuestas que se adopten en la lucha contra estas prácticas. Un segundo enfoque de género e interseccional de género, que tiene en cuenta el impacto distintos de políticas y programas en hombres y mujeres. Por último, un tercer enfoque basado en los derechos de la infancia debe asegurar que el interés superior de este colectivo prevalezca en todas las medidas relativas a las víctimas de trata.

La importancia de la detección

Según la Policía Nacional, hay múltiples indicadores de un posible caso de trata, pero no son suficientes por sí mismos para determinar si estamos aunque un caso de trata. Sí pueden indicar que la persona está siendo controlada por otras personas, lo que requiere una investigación más exhaustiva. Entre otras, la carencia de documentación o estar en posesión de documentos falsos, la ausencia o escasez de dinero, la incapacidad para mudarse o dejar su trabajo, el coste excesivo pagado por un viaje (normalmente en forma de deuda), el aislamiento social o la incapacidad para comunicarse en el idioma del país en que se encuentra. En el entorno se pueden observar medidas extremas de control en el supuesto lugar de ‘trabajo’, la vigilancia o conductas como la desgana a la hora de hablar, la apariencia descuidada, señales de maltrato, miedo o nerviosismo.

Tanto en el Convenio Europeo contra la Trata de Seres Humanos como en el ordenamiento jurídico español -en la Ley de Extranjería- se reconocen los derechos de las víctimas de trata. El Reglamento de la Ley de Extranjería (2011) contiene una definición de víctimas de trata de seres humanos con fines de explotación y sus derechos y, por lo tanto, las obligaciones del Estado español al respecto.

Del Reglamento se deriva el Protocolo Marco para la Protección de las Víctimas de Trata, donde se establece el procedimiento para velar por el cumplimiento de los derechos que la Ley de Extranjería reconoce a las víctimas de trata en situación administrativa irregular. El Protocolo hace extensivos estos derechos a todas las víctimas de trata, con independencia de su situación legal.

Como señala la Guía de intervención con víctimas de trata para ayuntamientos y trabajadores/as sociales, cualquier persona que crea estar ante un caso de trata de seres humanos deberá proceder a denunciarlo. La policía es el órgano instructor que debe informar al ministerio Fiscal de forma inmediata. El protocolo de actuación tiene en cuenta los derechos de la víctima, su acompañamiento por organizaciones especializadas, a lo largo del proceso, la debida información y medidas de protección. El papel de las organizaciones especializadas es clave en la detección, la información relevante para la identificación de las víctimas, el acompañamiento y asistencia a las víctimas y la facilitación de recurso integrales como alojamiento seguro, atención sanitaria, psicológica o psiquiátrica, recursos sociales, educativos y formativos, e inserción socio-laboral. A ello se suma la asistencia jurídica, la interpretación y los programas de retorno voluntario.

30 de julio, ‘Día Mundial contra la Trata’

El lema de 2023 es ‘Llegar a todas las víctimas de trata, sin dejar a nadie atrás’. Naciones Unidas destaca que dejar atrás a las personas significa no poner fin a la explotación, no apoyar a las víctimas supervivientes una vez liberadas de sus traficantes y dejar a determinados grupos vulnerables ante los traficantes. La campaña de este día se propone sensibilizar a la ciudadanía acerca de los alarmantes acontecimientos y amenazas que se reflejan en el Informe Mundial sobre la trata de personas 2022, de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).

El documento refleja hallazgos reveladores. Entre otros, la influencia de la guerra, los conflictos y el cambio climático en el incremento de los riesgos de la trata. Aunque se suele apuntar a las mujeres y las niñas como el colectivo más vulnerable, se incrementa la proporción de niños y hombres a medida que surgen nuevas formas de explotación, como la delincuencia forzada, o las formas mixtas de explotación. Es el único perfil que ha aumentado alrededor del 3% en comparación con 2019. No obstante, las víctimas femeninas sufren de violencia física o extrema a manos de los tratantes en una proporción tres veces superior a la de los hombres, mientras que los niños sufren violencia física o extrema en una proporción casi dos veces superior a la de los adultos. Sorprende la capacidad de las víctimas para sobreponerse a una situación de trata. El informe refleja que la mayoría de las víctimas se ‘auto rescatan’. Es decir, se arriesgan a escaparse y contactar con las autoridades por iniciativa propia en un 41% de los casos. (2012-2022).

Un corazón azul para hacer visible la trata de personas

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