“Hay un retroceso, por todo el mundo, en materia de derechos humanos. Y comprende a los países en los que pensamos que el Estado de derecho y la democracia ya están conquistados”, explicó la directora general de la FIDH, Eléonore Morel, en una entrevista con EFE con motivo de este centenario y del 41 Congreso de la organización, que comenzará en París este domingo.

La cita será una celebración no solo por el aniversario, sino por la reciente adjudicación del Premio Nobel de la Paz a dos organizaciones que forman parte de esta Federación, Memorial (Rusia) y el Centro para las Libertades Civiles (Ucrania), junto al activista bielorruso Ales Bialiatski.

No es la primera vez que recaen distinciones como estas sobre integrantes de la FIDH, pero no por ello deja de ser, dijo Morel, un “gran orgullo”.

“Muestra, una vez más, que juntos somos más fuertes (…) En la FIDH es muy importante reunir a esas organizaciones y demostrar que la sociedad civil está unida de cara a los comportamientos dictatoriales y de poder supremo”, agregó.

Por lo demás, sin embargo, el momento actual, más que de alegrías para los defensores de los derechos humanos, es un periodo de aumentar la vigilancia.

Incluso en las democracias occidentales, el auge de los movimientos antiderechos y de la extrema derecha pone en cuestión las victorias conseguidas en el pasado.

“La situación es inquietante, no solo en los países autoritarios donde se cuestionan los derechos, sino también en los p

aíses donde pensamos que el principio de universalidad está conseguido”, afirmó Morel, poniendo como ejemplo las últimas elecciones en Italia o los reveses judiciales contra el derecho al aborto en Estados Unidos.

CONFLICTOS OLVIDADOS Y DERECHOS DEL FUTURO

En pleno recrudecimiento bélico, la invasión de Ucrania tendrá un papel central en este 41 Congreso, pero la FIDH recordará, una vez más, su vocación “universalista”: derechos por igual, para todos, en todo el mundo.

Eso significa no olvidar, apunta Morel, que a Siria aún no llegó la paz, la represión contra las mujeres en Irán y Afganistán o la guerra en Yemen, de la que la comunidad internacional apenas habla.

También se exigirá la liberación de Amal, una joven sudanesa de veinte años que ha sido condenada a morir lapidada por cometer adulterio.

En el trabajo de la FIDH es clave, según Morel, evitar “tener un abordaje muy eurocéntrico” y “occidental”, un tipo de retórica que muchas veces se critica a las oenegés y que, incluso, levanta desconfianza entre las propias comunidades a las que se pretende apoyar.

“El hecho de ser una federación nos protege un poco (…) Nos da más legitimidad para evitar las críticas de ser una presencia extranjera”, opinó.

Lo que sí tienen que hacer las organizaciones, según la directora de la FIDH, es pasar al ataque y lanzar una “ofensiva” para recuperar “el control” de la narrativa sobre los derechos humanos frente a los movimientos “anti”.

“La declaración universal de los derechos humanos es nuestra brújula y es lo que debe guiar a la humanidad, es ese mensaje”, razonó.

También es momento de empezar a pensar en las luchas de los próximos cien años.

“Actuar es la mejor forma de esperar” es el lema de este congreso del centenario, para el que la FIDH ha preparado una lista de diez derechos del futuro.

Entre ellos figura, por ejemplo, el de la protección de la biodiversidad, sin el cual el calentamiento climático será una catástrofe que privará cada día a más personas de otros derechos.

Morel también destacó el “derecho a la verdad” en un mundo cada vez más interconectado.

“Compartir la información ha permitido que haya una mayor conciencia de los derechos de los ciudadanos, pero también tiene consecuencias negativas. Hoy conocemos los problemas ligados a las noticias falsas, todos los riesgos que eso conlleva y la forma en la que se puede manipular a los ciudadanos”, alertó.

El 41 Congreso de la FIDH arrancará este domingo con un acto en el Ayuntamiento de París y proseguirá el lunes con mesas redondas y charlas a cargo de defensores de los derechos humanos de todo el mundo, llegados de países como Brasil, Armenia, Colombia, Afganistán o Kenia.

por Nerea González

Fuente: (c) Agencia EFE