El responsable de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Xabier Gómez, culmina una visita a Canariasen la que ha conocido cómo se gestionan las secuelas sociales del repunte migratorio iniciado a finales de 2019 y donde ha comprobado que un brote racista se puede transformar en una acogida cuando se abren espacios de escucha y entendimiento.
Gómez se va de Canarias “preocupado” por la posibilidad de que la “necropolítica de fronteras” que, a su juicio, aplica Europa acabe convirtiendo a este archipiélago “en el sur de la frontera sur” y en un lugar donde “se puedan perpetuar los macrocentros de retención de personas migradas”.
También vuelve a Madrid con una “gran esperanza”, ya que ha podido constatar, tanto en Tenerife como en Gran Canaria, que el trabajo de acompañamiento que realiza la Iglesia con las personas migradas y el empeño de la gran mayoría de la sociedad canaria pueden “transformar ese sentimiento de hostilidad que pueda haber en algunas personas en una cultura de la acogida y el encuentro”.
El dominico ha aludido de esta forma, en una entrevista con Efe, a los cambios de percepción sobre el fenómeno migratorio que los responsables de migraciones de ambas diócesis canarias le han hecho llegar o que ha conocido directamente de manos de Adrián Sosa, el párroco de Arguineguín, localidad donde se ubica el muelle donde llegaron a pernoctar durante varios días más de 2.000 personas llegadas en pateras y cayucos.
Sosa le ha contado que un joven canario de Arguineguín, que llegó a promover por redes sociales manifestaciones de repulsa por la permanencia de miles de inmigrantes en el bautizado como “campamento de la vergüenza”, ha transformado su primera mirada de rechazo “hacia una posición más de acogida” a partir de la amistad que ha entablado con uno de los africanos llegado a la isla.
“Cuando se escuchan sus testimonios, se mira a los ojos a la gente, cuando se tiene tiempo de conocer el sufrimiento y el relato que cada una de esas personas trae consigo, se produce una transformación. Lo que hace falta es propiciar el encuentro y ponerse en su lugar“, refiere aludiendo también a otro cambio constatado en el barrio de El Lasso de Las Palmas de Gran Canaria.
Allí se ubica, en un centro escolar público en desuso desde hace años, el Colegio Léon, uno de los campamentos de inmigrantes que el Ministerio de Migraciones ha instalado en Canarias y que gestiona la Fundación Cruz Blanca, de los Hermanos Franciscanos de Cruz Blanca.
Gómez ha recordado que los usuarios de este centro “fueron acogidos a pedradas por el miedo de la gente del barrio”, un sentimiento que, en su opinión, “también hay que gestionar y acompañar positivamente, y ha valorado que, “tras tomar contacto con la realidad de los muchachos, que se pusieron a trabajar para mejorar el entorno”, realizando labores de jardinería, “se produjo una transformación de los vecinos”, lo que demostró, una vez más, que “es posible pasar del rechazo a la acogida al otro”.
Tras intercambiar impresiones con personas acogidas en el campamento de Las Raíces (Tenerife) y con usuarios del Colegio León (Gran Canaria), además de visitar el CIE de Barranco Seco, Xabier Gómez ha resaltado que los chicos acogidos en Las Palmas de Gran Canaria “están en mejores condiciones y presentan un mejor estado anímico que los que están” en La Laguna, quienes le han insistido en que “allí no están bien”.
“Buscan que su situación se pueda regularizar para continuar su proyecto migratorio, no quieren quedarse aquí, en otros lugares sí he visto a otros muchachos que han preferido desarrollar aquí su arraigo, por lo que se les está ayudando con los papeles, su español y su formación, pero la mayor parte quiere reunirse con familiares o amigos” que están en la Península o en otros países de Europa, asevera.
Junto a los equipos de Migraciones de las dos diócesis de las islas, Gómez ha conocido estos días la realidad del “desafío migratorio” vigente en el archipiélago y ha comprobado que sus compañeros “están realmente bien orientados y comprometidos con la situación que está viviendo la sociedad canaria y que son muy conscientes de en nombre de quién están y por qué hacen lo que hacen”.
El dominico cree que las diócesis canarias están haciendo “una labor excelente de acompañamiento de estas personas que se encuentran atrapadas” en las islas “y en defensa de sus derechos” y valora, además, la “grandísima victoria jurídica” del abogado Daniel Arencibia, que trabaja en el Secretariado de Migraciones de la Diócesis de Canarias, cuya labor ha culminado con una sentencia que ha permitido “derrumbar ese muro que obstaculizaba el tránsito y la movildad de estas personas” hacia la Península u otros lugares de Europa.
El responsable de Migraciones de la CEE ha subrayado la necesidad de que se reconozca “el derecho internacional de cualquier persona a moverse buscando un futuro mejor” y ha estimado que “Europa debe replantearse su política migratoria y de cierre de fronteras que convierten a Canarias en una cárcel” para el 10 % de las personas que llegan a España, “las empobrecidas, a las que parece que no se quiere reconocer”, ya que el 90 % lo hace a través de sus aeropuertos.
Xabier Gómez considera que “el sufrimiento que generan estas políticas es innecesario porque existen alternativas para gestionar y ordenar los flujos migratorios: hace falta que Europa dedique los recursos que se ponen para reforzar fronteras a otras políticas más positivas y garantistas de los derechos humanos”.
Pese a los brotes racistas que se han registrado en esta crisis migratoria, el dominico prefiere “destacar, valorar y agradecer la labor de la mayor parte de la sociedad canaria, que ha demostrado a toda la Península la capacidad de reacción, acogida y hospitalidad de este pueblo”.
“Aunque no de tantos titulares, se debe saber que se está produciendo una reacción social de acogida y acompañamiento a estas personas muy importante porque son parte de nosotros y hay mucha gente que las siente como carne de su carne”, apostilla.
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