La Iglesia advierte de que “no hay recetas simples para un desafío tan complejo como las migraciones” e insiste en poner en valor la construcción de un futuro juntos
“No nos podemos quedar en el titular, hay que ir a lo profundo”. Así lo ha explicado Xabier Gómez OP, director del Departamento de Migraciones de la CEE, que en un encuentro con periodistas ha profundizado en algunas claves de la Jornada que la Iglesia celebra este domingo, 25 de septiembre, la 108ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado,
Ya el lema,“Construir el futuro con los migrantes y los refugiados”, es toda una declaración de intenciones del trabajo de la Iglesia, que como ha explicado el dominico, y que refuerza que la presencia de los migrantes y refugiados es una ocasión de crecimiento cultural y espiritual para todos.
Los obispos de la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y la Movilidad humana han firmado el mensaje para esta Jornada en el que plantean el reto de empujar con esperanza, fortalecida por la fe, al futuro a pesar de las malas noticias que nos invaden. “Los creyentes – afirman- tenemos mucho que aportar en este camino esperanzador y en la definición de horizontes”.
Es muy fácil hacer este discurso de buscar un chivo expiatorio
“Esa es una situación que debe preocuparnos a todos como sociedad, en Europa, y en el mundo porque no es un discurso porque este es un mensaje que no solo está arraigando en la sociedad española, sino que es global”, ha explicado.
“Nos preocupa, y no solo a nosotros. Al Papa Francisco también le preocupa y está insistiendo mucho en ello. En el fondo, es muy fácil hacer este discurso de buscar un chivo expiatorio entre la población migrante y la alternativa es contar las historias positivas y darle la vuelta al relato. hay un relato por conocer o redescubrir respecto a lo que aportan las migraciones a nuestro país a nivel económico, a nivel cultural, a nivel espiritual”.
Y es que uno de los datos que manejan las administraciones es que en los próximos veinte años, España necesitará 7 millones de migrantes. “Vivimos un invierno demográfico en Europa y en España y, aunque solo sea por la necesidad de mantener la economía del país, este es un dato importante. Otro dato importante, en la rivera sur del mar mediterráneo existe el doble de población joven que en la rivera norte. Con esta pujanza de tanta gente joven queriendo hacer su proyecto de vida en países donde lo tienen complicado, y la necesidad de mano de obra y de talento en Europa, son datos que nos dan que pensar”.
Más que poner frenos, ha insistido, “lo que habría que hacer es gestionarlo de la manera más humana posible”. Una vez más, el religioso ha abogado por el cierre de los CIE y ha pedido que se busquen alternativas a “estas otras fronteras que están en el centro de nuestras ciudades”.
Poner en alza su valor
“En diálogo con el Vaticano, adaptamos el lema a nuestra realidad y la idea fundamental la tenemos representada en este cartel. El verbo “construir” lo hemos traducido poniendo un logo de localización que aterriza en un lugar concreto con la palabra “Aquí”. La Iglesia en España ya está construyendo el futuro de los migrantes y de los refugiados. No es algo de ahora, lo venimos haciendo desde hace mucho tiempo y lo queremos poner en valor”.
Por eso, ante el discurso “de odio y polarizado” la alternativa es contar las historias positivas, modificar nuestro lenguaje, y darle la vuelta al relato. “Hay una historia por redescubrir sobre lo que aportan las migraciones a la sociedad”. Los estudios apuntan a que, en los próximos años, España ‘necesitará’ siete millones de migrantes jóvenes.
Además, Gómez ha destacado que muchas veces, “no es tanto un problema de racismo, sino de aporofobia. Tenemos miedo del migrante no porque sea de otra raza, sino porque es pobre”.
No puede haver “migrantes de primera o de segunda“, ha explicado y pese a que se están dando pasosen la buena dirección, “no son suficientes”.
Dejar de mirar las personas como migradas
Gómez ha afirmado que en las delegaciones diocesanas se están escuchando las demandas de los migrantes “para tratar de impulsar ese concepto de ciudadanía plena y promover la inclusión en las comunidades”. “Invitamos a que, allá donde se coloque el cartel, haya un compromiso de una comunidad acogedora que hace camino con las personas migrantes y refugiadas”, ha remarcado Xabier que ha pedido además “dejar de mirar las personas como migradas. Una vez que estén ya dentro de nuestra sociedad, sean miembros reales de las comunidades, sean nuestros vecinos, ciudadanos…
Para el Departamento de Migraciones de la CEE, “es fundamental cualquier iniciativa que contribuya a la adquisición del derecho al trabajo […] es muy importante para facilitar la inclusión de las personas y para sacar a la gente de la irregularidad administrativa y evitar que se cronofique la precariedad”.
Una de las mayores preocupaciones que tienen en el Departamento es todo lo que sucede en las fronteras: “No nos conformamos ni nos quedamos tranquilos mientras sigan muriendo personas en el mar. Es importante regular los flujos migratorios, pero poniendo en el centro la dignidad de la persona y el bien común de la sociedad”. “Continuamos prestando atención a lo que sucede en los CIE: es otra especie de frontera dentro de nuestras ciudades y la Iglesia aboga por su cierre”, ha subrayado Xabier.
No es un problema, es una oportunidad
Desde el Departamento de Migraciones tienen claro que “la migración no es un problema, es una oportunidad porque está revitalizando la economía, las comunidades cristianas…estamos en una sociedad que ha cambiado y es muy importante transmitir narraciones positivas al fenómeno migratorio”.
Otra de las preocupaciones de los obispos es el utilizo del sufrimiento de las personas migradas “para un uso partidista y un enfrentamiento político”: “Para la Iglesia, el migrante no tiene que ser objeto de una manipulación. Porque la realidad, que no sale en las noticias, muestra que es mucho más lo positivo: hemos de hablar con más verdad de las personas migradas y de sus desafíos”.
Durante estos años, el Departamento de Migraciones ha puesto en valor el mundo rural para el mundo de las migraciones: “Hay una oportunidad en el mundo rural para revitalizar esos lugares con las personas migrantes. Encontramos familias que quieren hacer su proyecto de vida en el mundo rural y cuando se les acompaña, se encuentran a gusto en los pueblos”.
Por último, Xabier ha recordado todo lo que aprendió la sociedad tras la acogida de los refugiados ucranianos: “Cuando se quiere, se puede. Hemos visto que en las personas hay un fondo de bondad impresionante”.
Fuente: cope.es
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