Urge fiscalizar la acción de las grandes organizaciones del sector que manejan cuantiosas subvenciones y en ocasiones desarrollan su labor en una gran opacidad.

No es éste un texto para ponerle el cascabel al gato del que vamos a hablar a partir de ahora —porque el felino es ampliamente policéfalo—, pero sí para denunciar la crítica situación en la que éste se halla…

Y es que un buen número de las ONG y las fundaciones que se venden como motores para la acogida y la integración de personas racializadas que migran —con el fin de ayudarlas en su inclusión, su inserción laboral y todo cuanto necesitan para empezar una vida nueva en España o Europa— lo están haciendo de aquella manera, dejando mucho que desear.

Mano de obra con unas condiciones laborales muy precarias, luchas de poder entre los múltiples niveles que hay al interior de cada uno de sus proyectos, tráfico de influencias, desidia y procrastinación constante por parte de las diferentes directivas —que sólo bajan al barro para hacerse la foto—, corrupción, en tanto en cuanto una buena parte de estas realidades cuenta con diferentes tipos de cortijo en los que todo el personal es elegido directamente a dedo por las personas que los dirigen caciquilmente y racismo, mucho racismo, tanto del negativo como del positivo, porque, al final, muchas de las personas que acuden a estos entramados no dejan de ser números y subvenciones, sin importar en absoluto la parte humana.

¿Se acuerdan de la directora y las monitoras del centro de menores inmigrantes de Jerez que fueron detenidas en el 2019 por intentar deshacerse de los usuarios más conflictivos —comprándoles billetes de bus hacia otros países y llevándolos directamente a la estación— para así poder acoger a otros menores no acompañados y obtener más ingresos económicos con esas nuevas altas? El centro era concertado con la Junta de Andalucía, no pasó absolutamente nada y la empresa que lo gestionaba sigue operando sin ningún tipo de problema.

¿Qué hay de las múltiples denuncias de explotación, abuso, acoso y precariedad laboral en Cruz Roja que salen a la luz año tras año? En Extremadura, en Castilla y León, en Castilla-La Mancha, en Cataluña, en la Comunidad de Madrid, en el País Vasco

Y no nos olvidamos de la desaparecida Intervida, ni de las múltiples denuncias de abusos sexuales en varias organizaciones de este tipo, ni de la explotación que sufren las personas captadoras de ONG.

En este sentido, como nos muestra, entre otros, la gran multiplicidad de titulares que podemos encontrar en internet sobre estas cuestiones, el problema es ya una absoluta metástasis. Porque, salvo contados casos, hasta los buques insignia en el ámbito tienen su lado oscuro. Y si los silencios sobre las joyas de la corona son muchos, ¿cuántos no serán los que guardan los secretos de aquellas esferas sobre las que no se proyectan muchos focos?.

Sin apenas representación sindical entre sus entramados, ¿qué hay de las inspecciones a las que se supone que están siendo sometidas las organizaciones? ¿Dónde están sus resultados? ¿Quién vigila que cumplen los convenios? ¿Sabemos algo de la ingeniería fiscal que muchas llevan a cabo para hacer que parezca que están haciendo algo?

Si la mayoría se financia principalmente a través de subvenciones procedentes de la administración pública, ¿por qué se permite que un buen número de las mismas actúe de forma tan opaca? ¿Cómo se gestionan y se supervisan sus partidas presupuestarias? Y, una vez más, ¿qué hay de las inspecciones a las que se supone que están siendo sometidas? ¿Dónde están sus resultados?

¿Cómo es posible que proyectos con intenciones tan bonitas acaben convirtiéndose en una pesadilla para la gente que los saca adelante? ¿Por qué se tiene tan poco en cuenta a las personas que se acercan a ellas buscando ayuda?

Obviamente, no todas las ONGs, ni todas las fundaciones, operan así. Pero el problema está ahí, no faltan los ejemplos. Por ello, hay mucho por hacer para dignificar las condiciones en las que se reciben a las personas migrantes, máxime teniendo en cuenta que el crecimiento de las migraciones no va a parar en los próximos años, por mucho que la administración mire para otro lado y que la derecha se empecine en parar la migración apelando a banderas y propagando odio, pues quieren frenar lo que sus propias violencias provocan en los territorios de quienes migran.

Fuente: elsaltodiario.com