LDesde el final del verano, la campaña #PadrónPorDerecho se ha convertido en el centro de nuestras acciones y esfuerzos. Este movimiento no es solo una reivindicación administrativa; es un grito colectivo por la dignidad y los derechos de las personas más vulnerables.

El padrón, la puerta a los derechos fundamentales

El empadronamiento es más que un trámite burocrático. Constituye el primer paso para acceder a derechos esenciales como la asistencia sanitaria, los servicios sociales o la educación. Sin este registro, una persona es invisible ante las instituciones. Es como si no existiera, lo que facilita la negación sistemática de sus derechos y abre la puerta a su deshumanización.

En Madrid, el Ayuntamiento ha impuesto una serie de trabas administrativas que dificultan el empadronamiento de personas migrantes y otros colectivos vulnerables, contraviniendo las disposiciones legales que garantizan este derecho para todos los residentes. Estas barreras afectan profundamente la vida de quienes no pueden obtener el certificado: quedan excluidos del sistema sanitario, sus hijos enfrentan obstáculos para asistir a la escuela, y se ven imposibilitados de acceder a ayudas sociales o cursos de formación, entre otras consecuencias.

La respuesta ciudadana: movilización y resistencia

Frente a esta situación, no solo la Red Interlavapiés, sino también numerosos colectivos de toda la ciudad, han alzado la voz. Desde las redes sociales hasta las calles, las acciones han sido múltiples y contundentes.

Entre las iniciativas destacadas se encuentra una protesta que reunió a cientos de personas en el Auditorio del Museo Reina Sofía. El evento, moderado por la periodista y activista Helena Maleno, visibilizó el impacto de las barreras administrativas y reforzó el compromiso de la ciudadanía en la defensa del derecho al padrón. Además, se logró que el grupo municipal de Más Madrid presentara en el pleno del Ayuntamiento una propuesta para facilitar el empadronamiento a quienes se enfrentan a estas restricciones.

Un camino lleno de desafíos

A pesar de los esfuerzos, los resultados tangibles aún no se han materializado. Sin embargo, la lucha continúa. El empadronamiento no es solo un derecho legal; es una herramienta que abre las puertas a otros derechos fundamentales y garantiza la dignidad de quienes residen en la ciudad, independientemente de su origen o situación administrativa.

Mientras las trabas sigan existiendo, también lo hará la movilización. Porque cada paso hacia el reconocimiento pleno de este derecho es un avance hacia una sociedad más justa e inclusiva.