El miércoles 14 de diciembre, en nuestro primer día del triduo de preparación para los ya próximos días de navidad, vino a compartir con nosotros Salvador Diánez, Vicario episcopal para la pastoral social, Delegado diocesano de Cáritas y Delegado diocesano de migraciones.

Nos estuvo hablando sobre las personas migrantes y nos invitaba a ponernos en camino para ver y discernir qué es lo que Dios nos pide tanto individualmente como comunitariamente. ¡Qué mejor manera que esta para prepararnos para los días que vienen, en los que celebraremos el nacimiento del Salvador!

Y a lo primero que nos invitaba era a ser una comunidad de acogida. Los inmigrantes no son solo usuarios de cáritas, primero porque hay quienes no lo necesitan, y quienes lo necesitan, además de esto, también son personas que quieren tener un sitio en nuestra comunidad cristiana. Me gustaba una frase que repitió en más de una ocasión: no se trata de hacer una pastoral para las personas migrantes sino con las personas migrantes. Hemos de caminar todos juntos y construir la comunidad entre todos. Por cierto, no solo se nos invitaba a acoger a los que llamasen a nuestra puerta sino también a salir de nuestras sacristías e iglesias para llegar a todos y todas

Junto a esto, se nos invitaba a ser concienciación y sensibilización al interior de nuestra Iglesia y en medio de la sociedad. Hay que ser valiente y atrevernos a decir las cosas como son. No podemos cerrar las puertas de nuestro corazón a los hermanos que nos vienen.

¡Y a ser denuncia! Hemos de denunciar las mentiras que se vierten sobre las personas migrantes, hemos de denunciar los discursos de odio, no podemos callarnos. No podemos llamarnos cristianos y participar de estas mentiras y odios. Igualmente, hemos de exigir que se destinen recursos para ayudar a estas personas y que se las regularice.

Por último, también se nos lanzaba una pregunta para que la discerniéramos entre todos, como comunidad: ¿qué podemos hacer? Y no olvidemos que las personas migrantes pueden ser también personas ateas o que profesen otras religiones. A esas también hemos de acogerlas y caminar con ellas. Y rezar y celebrar juntas a las que sean creyentes, ya sean musulmanas o cristianas o judías, etc., porque siempre nos podemos unir en la oración al Dios que nos ama y nos salva.

Y estamos todos y todas invitados, el día 28 de enero, en el colegio de las Irlandesas, de 10 a 14h. donde podremos asistir a una mesa redonda o de experiencia sobre lo dicho aquí.

Javier Aguilera