Jornadas de Acción Verapaz a la parroquia de San Jacinto – Sevilla

Después de unos años sin asambleas debido a la pandemia hemos vuelto a encontrarnos en las jornadas organizadas por la ONG Acción Verapaz, este año, constituidas en torno al tema de ciudadanía y movimientos migratorios: propuestas de convivencia e integración. Las primeras charlas o conferencias correspondieron a Javier Saavedra y Virginia Paloma, ambos profesores en la universidad de Sevilla.

 

Javier Saavedra, presidente de Acción Verapaz de Sevilla, además de presentar a su compañera, nos hizo tomar conciencia de que los movimientos migratorios no son la excepción, sino la norma en la historia y como estos movimientos han sido fuentes de cultura. Igualmente señaló que las migraciones no solo se dan de sur a norte, sino que también y principalmente de sur a sur y al interior de los propios territorios. Continuaba hablándonos de la facilidad de viajar que tienen los ciudadanos de algunos países, como por ejemplo España, por los acuerdos con otros países y la exención del visado y la dificultad que tienen otros para ello. Cuanto más pobre es un país más dificultad para conseguir un visado.

 

Otro aspecto importante que nos señalaba Javier Saavedra es la importancia de las fronteras para la defensa de los derechos porque son los estados los que pueden proteger los derechos de los ciudadanos miembros. Por este motivo es tan importante tener un pasaporte, tener los papeles, no ser un apátrida.

 

Terminaba su exposición con otras dos ideas: El mundo como una aldea global, lo que influye en las expectativas y los deseos, ya que estos pueden ser los mismos independientemente de las naciones y continentes a los que pertenezcamos debido a las redes sociales y a los canales de comunicación. Esto, sin duda, influye en los procesos migratorios. Y la complejidad de los movimientos migratorios y la dificultad para gestionar la diversidad. Esta es muy rica pero gestionarla es complejo.

 

Virginia Paloma, después de explicarnos el concepto de aculturación que no es lo contrario a la inculturación, sino los procesos de cambio que tienen lugar en las personas como consecuencia del contacto con otras culturas y de hablarnos brevemente sobre las estrategias de dicha  aculturación, pasó a lo que fue el grueso de su exposición y yo diría que el mayor regalo: exponernos los diferentes aspectos que hacen que las personas migrantes se sientan satisfechas con su vida.

 

Aquí nos habló de la importancia de la consecución de los papeles o residencia y lo que esto conllevan, de la consecución de la vivienda y el lugar donde esta se encuentre, de la obtención de un trabajo y que este se adecue en la medida de lo posible a su formación. El trabajo es importante también para que se pueda dar la suficiencia económica para poder satisfacer las necesidades básicas. Nos habló de la importancia de la salud y del acceso a los servicios comunitarios. Otro aspecto a reseñar es la familia y que esta pueda estar junta.

 

Pero aquí no quedó la cosa, para que una persona pueda sentirse bien con su propia vida es necesario, igualmente, que pueda sentirse activa en la comunidad en la que vive, que conozca su lengua, que pueda seguir manteniendo sus raíces culturales y adaptarse a la cultura de destino, que pueda cultivar su espiritualidad e interioridad, que disponga de una red de apoyo social y cuanto más amplio y diverso mejor, que disfrute del ocio ya que esto también es una necesidad humana…

 

Después de ver todo lo anterior nos lanzó la siguiente pregunta: y nosotros ¿qué podemos hacer? Y aquí nos hablo de dos iniciativas. Una guía de recurso para personas migrantes que podemos encontrar en la siguiente dirección, cespyd.es/sevillarecursosrefugiados.

 

La segunda iniciativa fue un trabajo con personas migrantes que ya llevaban un tiempo en España en las que se contaron unos a otros lo que han pasado y lo que han vivido, los llamados siete duelos migratorios (familia y seres queridos, lengua, cultura, tierra, estatus social, grupo de pertenencia y riesgos físicos), y se daban un apoyo mutuo. En cada sesión se trabaja uno de estos duelos.  Las sesiones se desarrollan siguiendo los siguientes pasos: relajación, reflexión individual, compartir historias migratorias, presentación de los recursos comunitarios que les han ayudado a afrontar los duelos y una evaluación.  Por último, se les ofrecía hacer eso mismo, es decir, acompañar a otras personas migrantes recién llegadas, en su propia lengua.

 

Esta iniciativa favorecía la apreciación de la vida, la fortaleza personal, la relación con los demás, nuevas posibilidades y con cambio y fortalecimiento personal.

 

Quería escribir algo más breve pero fue tan rico el encuentro y lo que cada cosa aporta que no he sabido que quitar.

 

Fuente: Javier Aguilera