El mismo día en que se cumplía un año de la muerte de Moisés, un niño de 4 años que naufragó junto con 61 personas migradas a bordo de un cayuco con dirección a Canarias, y tres días antes del segundo aniversario de la masacre de Melilla, el papa Francisco alentaba a tres significados activistas conocedoras de estos y otros hechos en la frontera española a defender los derechos humanos de las personas migradas.
Francisco recibió el pasado 21 de junio a Helena Maleno, de Caminando Fronteras, Patricia Fernández, abogada experta en Derechos Humanos y Javier Baeza, cura de la parroquia de San Carlos Borromeo, en su apartamento de Santa Marta.
“Intercámbianos información y datos, le explicamos la situación en la frontera del Estado español, las cifras de los últimos cinco meses”, comenta a noticiasobreras.es, Helena Maleno, quien confiesa que se mostró “abrumado”, lamentando “la pérdida de vidas humanas, sobre todo de la juventud”.
El Papa conocía el caso de Moisés, que intentaba llegar a las costas canarias en una precaria embarcación con 61 migrantes de las costas de Marruecos, de los que 37 fallecieron, entre ellos un bebé y otro niño. Su cuerpo ha permanecido en el Instituto de Medicina Legal de Las Palmas, casi un año.
Hasta que el 15 de junio, por fin, fue debidamente enterrado, gracias “a que su madre había peleado desde el otro lado de la frontera para que fuera identificado y enterrado con dignidad”, apunta Maleno.
Entre otras cosas, “le dijimos que ya había sido enterrado y que la ceremonia se había llevado a cabo”, explica la integrante de Caminando Fronteras. Francisco, relata, “es muy consciente de todas estas muertes, conoce muy de cerca la situación del Mediterráneo central”. De hecho, “nos mostró las cruces que tiene en su casa hecha con los restos de las embarcaciones de los naufragios”.
También estaba al tanto de la masacre de Melilla. Hasta grabó un vídeo para que fuera emitido ayer, en la ciudad fronteriza, en el último de los actos organizados por las asociaciones Mec de la Rue (MdLE) y Geum Dodou para conmemorar el segundo aniversario del fallido y brutalmente repelido cruce del puesto fronterizo de Barrio Chino.
En la grabación, Francisco se lamenta por “cuánta juventud perdida”. “No porque ellos fueran perdidos, (sino) porque les negaron la libertad y los arrinconaron hacia la muerte”, señala el Papa en su mensaje, donde pide que “no tengamos miedo a llamar masacre a estas cosas”. Al terminar el vídeo, Francisco dice: “Rezo por ustedes y los bendigo de corazón y los acompaño”.
En su encuentro con los tres activistas, no dudó en animarlos a seguir con sus compromisos, a seguir defendido el derecho a la vida de las personas migradas, y a una vida digna. Nos ratificó en el compromiso, intercambiamos información y sentamos las bases para seguir caminando juntas”, explica Meleno, quien reconoce que “fue muy esperanzador”.
Hablaron, como no, de “la Iglesia que está en la frontera, entre ellas las congregaciones religiosas, muchas de ellas de mujeres, que están siendo criminalizadas”. Helena Maleno le habló de su situación, “del señalamiento y persecución a mi familia y le puse el corriente del último comunicado de Marruecos a Naciones Unidas en el que me consideraban un peligro para la seguridad del país”.
“Le dejamos informes y datos para que la Iglesia pueda seguir trabajando en esa línea de poner a las personas migrantes en el centro”, dice la activista que se queda con el mensaje de que “hay que seguir, de que la sociedad debe aceptar su compromiso y que los cristianos y las cristianas deben involucrarse en la realidad de las fronteras y en la defensa de la vida en ellas”.
Fuente: noticiasobreras.es
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