El arzobispo de Madrid, el cardenal José Cobo, ha defendido una mirada teológica y humana del fenómeno migratorio durante la presentación del libro ‘Teología de la movilidad humana, de la hospitalidad al derecho a no tener que emigrar’, del profesor José Manuel Aparicio, una obra que invita a repensar el fenómeno migratorio desde la fe y el compromiso cristiano en un tiempo marcado por los flujos migratorios a Europa sin respuestas eficaces de los gobernantes en la acogida.

El acto, celebrado en la Fundación Pablo VI, ha congregado a expertos en teología y migraciones y se enmarcó en un esfuerzo por ofrecer “claves de lectura” que vayan más allá de las estadísticas o los discursos políticos. “Este libro me gusta porque se puede dialogar, porque es una teología que nos da una clave de lectura. Es lo que necesitamos, porque en las parroquias de Madrid el rostro cambia continuamente. ¿Y cómo leer esto?”, se ha cuestionado el cardenal Cobo.

 El cardenal Cobo aboga por una teología comprometida y con rostro

Para el arzobispo de Madrid, la obra de Aparicio es un ejemplo de una teología “que no se hace desde un despacho, sino desde una parroquia”. “José Manuel el fenómeno migratorio lo ha conocido desde Ceuta hasta aquí y se ha hecho la ruta varias veces”, ha subrayado.

Cobo ha insistido en que la propuesta de Aparicio no habla solo de los migrantes, “sino de llevarnos al rostro concreto de cada persona”. Frente a la tentación de reducir la movilidad humana a cifras o a discursos ideológicos, el cardenal ha reivindicado una aproximación evangélica: “Dicen que la ideología va creando grandes tratados, pero la teología y la fe nos hacen mirar al rostro de las personas”.

Para el cardenal, es esencial que la Iglesia no pierda de vista la dimensión humana del fenómeno migratorio: “Los migrantes no son un problema, son personas que están llegando. Europa siempre se ha construido así, y ahora llegan de una forma nueva. Ahí estamos los cristianos, con el deseo de aportar nuestra reflexión para construir esa nueva mentalidad y antropología que se está moldeando”.

A su vez, ha hecho hincapié en la importancia de mirar a los últimos, como enseña el Evangelio: “Acostumbrarnos a mirar desde el rostro del último es una aportación que ha hecho el Evangelio y que esta reflexión incorpora. Me aporta porque me da un horizonte para trabajar dentro de la Iglesia”.

 Un cambio de mentalidad

Durante su intervención, el cardenal Cobo ha considerado que el fenómeno migratorio actual exige una mentalidad nueva, que puede y debe construirse desde la teología: “Ahora podemos construir una humanidad nueva a través de una nueva teología, comprometida y dialogante”.

El arzobispo ha puntualizado que en Madrid, como en tantas otras ciudades, la presencia migrante está transformando la Iglesia: “Tenemos un problema demográfico y, de repente, la Iglesia empieza a crecer. Nuestras iglesias se empiezan a llenar con nuevas formas de religiosidad popular y aparecen sensibilidades nuevas que antes no teníamos”.

El arzobispo de Madrid lo ve como una oportunidad: “Yo encuentro una diócesis que se ha enriquecido de una forma que no esperábamos. ¿Cómo leemos esto? Con material como este, haciendo de nuestra Iglesia un espacio de diálogo y encuentro donde podemos aprender a leer lo que está pasando”.

Hospitalidad y derecho a no emigrar

El autor del libro, José Manuel Aparicio, ha explicado que la obra nace con la intención de “poner palabras a la voz de la Iglesia” ante un problema global que afecta a millones de personas. “Este ensayo quiere ayudar a tomar conciencia de la gravedad del asunto, explicando la postura católica en materia de migraciones, pero también dar herramientas para todos los que trabajan en esta pastoral”, ha señalado.

Aparicio definió su libro como una meditación “para que la gente conozca la fragilidad que supone migrar de manera forzada”. En su opinión, hay una discusión ética y política sobre las migraciones, “pero hay un paso previo: lo que esto supone para mi misión como cristiano. El Dios cristiano se ha revelado a través de las migraciones. El cristianismo no se entiende sin la hospitalidad”.

Fuente: cope.es