Yo empecé desde el nivel cero, cero. No podía pronunciar ni el alfabeto“, cuenta Atefa Mahmoodi, en un comedido pero perfecto español. “El principal problema que tuvimos al llegar a España fue el idioma, porque nadie sabía inglés y todo era muy complicado: hacer la compra, llegar a un lugar…”. Apenas ha pasado año y medio desde que esta afgana de 20 años entró en contacto por primera vez con el idioma, cuando aterrizó en Madrid huyendo del régimen talibán.
La veloz ofensiva muyahidín que ocupó Kabul, la capital, tras la salida de las tropas de la OTAN en la primavera de 2021, impuso con la misma rapidez de nuevo las normas de su visión fundamentalista de la sharía o ley islámica. “Yo no pude seguir con mis estudios de medicina y los talibanes amenazaban a los afganos que han trabajado para extranjeros, como mi padre”, explica Atefa. Un año después de la instauración del Emirato Islámico de Afganistán, en junio de 2022, la familia de Atefa dejaba atrás sus propiedades y recuerdos en su Herat natal aprovechando los contactos de su padre, ingeniero civil en para proyectos de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).
Después de tres meses al amparo de Cruz Roja; Atefa, sus padres y sus cinco hermanos fueron destinados a Salamanca, bajo el Programa de Protección Internacional de la Fundación Cepaim que apoya a personas migrantes en situación de vulnerabilidad con asesoramiento jurídico, acompañamiento social, intermediación laboral, o aprendizaje de español. “Las clases eran geniales porque eran muy prácticas. Había talleres para buscar trabajo y también sobre cómo hablar de forma coloquial y formal”, comenta Atefa, que fue a clases diarias con otros 15 compañeros hasta el pasado noviembre, cuando empezó un curso de desarrollo web. “Ahora que me he metido en el campo de la tecnología, lo veo muy interesante”, explica, consciente de la dificultad que supone retomar medicina sin la homologación total de sus estudios. “Tengo más confianza en mí misma. Mi español no es perfecto, pero puedo hablar y hacer este curso también en español”.
Parte del éxito de la inmersión lingüística de Atefa se debe al material trabajado por expertos del mundo académico de varios países coordinado por la Universidad de Salamanca. “Una de las iniciativas más útiles fue 7Ling, porque es la primera aplicación móvil de enseñanza lingüística especialmente dirigida a personas migrantes”, explica Sara Marcos Martín, formadora de español del Programa de Protección Internacional de la Fundación Cepaim en Salamanca, que colabora en las iniciativas lingüísticas de la Universidad de Salamanca desde hace años. “Sus contenidos se orientan a la solución práctica de problemas lingüísticos con precisión y delicadeza. Por ejemplo, el temario no se centra en los contextos que otros materiales tratan, como las fiestas o compras, ya que estos suelen ser ajenos a las personas migrantes y refugiadas”.
La aplicación, diseñada en 2016 por un consorcio formado por las universidades de Heidelberg, Bolonia, Coimbra, Poitiers y Trinity College junto a otras seis egipcias, ofrece a migrantes y refugiados la posibilidad de aprender alemán, italiano, portugués, francés, inglés y español; incluyendo traducciones al árabe para satisfacer las necesidades específicas de los hablantes de esta lengua. El año anterior, Europa vivió la mayor crisis migratoria de su historia: más de 911.000 personas refugiadas e inmigrantes llegaron a sus costas y unas 3.550 perdieron la vida en el intento –dos de cada tres huían de conflictos en Siria, Afganistán o Irak, según ACNUR. En ese contexto, la Universidad de Salamanca coordinó a los lingüistas del consorcio universitario para favorecer la integración social de estas personas a través de una app gratuita para aprender idiomas, desarrollada desde el proyecto XCELING (Towards Excellence in Applied Linguistics. Innovative Second Language Education in Egypt), con 986.682 euros financiados con fondos de la Unión Europea.
“Este proyecto marca el desarrollo de todos los que hemos hecho hasta la fecha”, cuenta Carmen Fernández Juncal, doctora en Filología Hispánica de la Universidad de Salamanca. “Su objetivo inicial era formar profesores especialistas en la enseñanza de segundas lenguas, pero nos dimos cuenta de su utilidad para la comunidad migrante”. Aquella iniciativa fue la simiente de proyectos de inclusión lingüística dirigidos a personas migrantes y refugiadas coordinados por la profesora Juncal desde su Departamento de Lengua Española.
Entre el año 2020 y el 2023, el consorcio de universidades europeas lanza Includeed, programa financiado con 339.340 euros de los fondos Erasmus+ que crea una guía de introducción al español destinado a no-profesionales en contacto con el colectivo migrante; y el curso online ‘Un paso adelante‘ para personas inmigrantes que ya conocen el idioma, pero que tienen conflictos derivados de su uso. “Está destinado a fomentar la competencia pragmática, como el conocimiento de reglas de cortesía y otros actos de habla. Ha tenido un éxito importante, con unas 33.000 visualizaciones“, explica Juncal. Ambas iniciativas contribuyen al material de trabajo de organizaciones españolas del tercer sector, como la propia Fundación Cepaim.
“La guía de introducción al español para no-profesionales de Includeed es innovadora porque no es lo mismo dar clases a extranjeros que a personas migrantes“, apunta Patricia Gallego, responsable de aprendizaje de español dentro del Programa de Protección Internacional ACCEM, una de las ONG que colaboran con la Universidad de Salamanca en el programa europeo y que además es receptora de alumnos que acaban de terminar el master de enseñanza lingüística. “Lo bueno de la guía es que contextualiza las migraciones en la UE, subrayando los derechos que la legislación internacional otorga a las personas migrantes, y que trabaja la interculturalidad. Es decir, el proceso por el que pasa una persona hasta su integración, como los choques culturales, adaptando los materiales didácticos a este perfil. Esto no existía hasta ahora”.
Como ejemplos de estos choques culturales, Patricia destaca el desconocimiento de las costumbres o los dejes, aspectos en los que la guía incide y que benefician los más de 130 profesores que imparten el programa de Accem en sus más de 40 sedes distribuidas por España. “Por ejemplo, los españoles solemos proponer las cosas dos veces antes de aceptar. Es lo que se llama primer falso acercamiento. Mientras que en otras culturas se propone algo porque realmente se quiere, sin necesidad de hacerlo una vez primera como rasgo de cortesía. Este tipo de cosas parecen irrelevantes, pero condicionan mucho la interacción entre personas”, comenta Patricia.
Por otro lado, la guía también tiene en cuenta cómo el alfabeto condiciona a los estudiantiles, y que hay un alalfabetismo básico, funcional y múltiple, para lo que sugiere la metodología correcta en función de esto; ya sea un enfoque silábico, o uno basado en la palabra generadora.
Estos son aspectos a tener en cuenta no solo desde el punto de vista lingüístico sino también demográfico, ya que la diversidad de la población europea está en proceso de transición, como demuestran las estadísticas de la Organización Internacional para las Migraciones (IOM, por sus siglas en inglés).
Después de un descenso desde el año 2016, el flujo migratorio a Europa ha aumentado significativamente desde 2020, influenciada por la Guerra en Ucrania, aunque la gran mayoría de las personas migrantes no procedan de esta región. En España, los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) muestran que la mayoría de los inmigrantes llegados en el segundo trimestre de 2023 fueron de nacionalidad colombiana y marroquí, en consonancia con los datos manejados por las organizaciones del tercer sector con programas de protección internacional. Para la integración de todas estas personas resulta esencial el lenguaje, como factor básico en la adaptación a un nuevo contexto, como indica el último informe sobre integración de la Unión Europea.
Para favorecer la integración, la Universidad de Salamanca colabora desde hace unos meses en otro proyecto financiado con 400.000 euros de fondos Erasmus+ orientado a las situaciones de emergencia humanitaria y lingüística. La iniciativa, que tiene como nombre Communikite y en la que participan las universidades europeas del consorcio menos el Trinity College, pero a las que se han unido las de Varsovia y Kiev, trabaja en una plataforma online que estará lista en el año 2026 y que servirá a aquellas personas que carecen de conocimiento alguno del segundo idioma que necesitan aprender. “Ese es un momento trascendental para la inmersión en una lengua, que tiene que ser amable para que no cree rechazo,sobre todo en una situación tan dura como la que viven personas refugiadas y vulnerables“, explica la doctora Carmen Fernández Juncal.
“Communikite tratará de dar más recursos a los alumnos en un periodo de tiempo más corto, dada la emergencia, además de contar con material para personas que se dedicarán a enseñarlo”, detalla Mario de la Fuente, profesor de español que está asistiendo al desarrollo previo del proyecto como coordinador de la Fundación Sierra Pambley, otra de las organizaciones que colabora con las iniciativas que lidera Universidad de Salamanca.
Esta centenaria fundación trabaja para la inserción de la comunidad migrantes mediante la enseñanza de español a una media de 250 alumnos de la provincia de León desde hace casi dos décadas. “El proceso de aprendizaje de un idioma es vital para una persona porque condiciona su relación con el entorno”, cuenta el profesor de la Fuente, y se rememora la historia de un antiguo alumno. Ibrahim, ahora jardinero en León, llegó hace años al sur de España en patera después de un periplo de años viajando por el norte de África desde Costa de Marfil. “Iba a todas mis clases y me solía decir que lo que aprendes es algo que nadie te puede quitar”, recuerda el profesor. “Esto es una realidad porque a personas que les han quitado de todo, esta educación les da algo que tienen de por vida y que nadie nunca les podrá arrebatar”.
Fuente: elconfidencial.com
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