El Papa Francisco quiso estrenar su pontificado con un viaje a la isla de la Lampedusa el 8 de julio de 2013, convertida entonces en epicentro de la migración irregular que llega a las costas del continente. El Papa, el primero de origen sudamericano y también el primero procedente de la periferia del sur del mundo, eligió ir a la Lampedusa conmovido por las tragedias que se producían entonces en el Mediterráneo Oriental y que hoy continúan dejando miles de fallecidos en ese mar y en el Atlántico, en la ruta canaria, en el intento de llegar a Europa huyendo de la miseria, la pobreza y el conflicto de África. «La cultura del bienestar, que nos lleva a pensar en nosotros mismos, nos hace insensibles a los gritos de los demás. Esa cultura del bienestar nos hace vivir en pompas de jabón, que son la ilusión de lo fútil, de lo provisional, que lleva a la indiferencia hacia los demás, es más, lleva a la globalización de la indiferencia». Con estas palabras criticó entonces el papa Francisco la falta de solidaridad en un mundo cada vez más individualizado y carente de empatía hacia los más vulnerables y los migrantes.
Por esta razón, quizás, el pontífice alabó en varias ocasiones la acogida y el esfuerzo que el pueblo canario dispensa a los migrantes que llegan a sus costas y expresó su deseo de venir a las islas para conocer la situación migratoria que atraviesa el archipiélago, destino de la ruta migratoria más activa en las fronteras de la UE y la más mortífera. Algo que ya no será posible tras el fallecimiento ayer de su santidad. «¡Gracias por abrir las puertas del corazón a los que sufren!», agradeció el Papa a los isleños en una misiva remitida en noviembre de 2013 al obispo de Canarias, José Mazuelos y el que entonces ocupaba la plaza en Tenerife, Bernardo Álvarez, y en la que alabó «la sensibilidad y hospitalidad» del pueblo canario hacia los que sufren. Como resaltó entonces el pontífice, el pueblo canario es un ejemplo «en el modo de acoger, proteger, promover e integrar a los hermanos y hermanas que llegan a sus costas buscando un porvenir».
Solo unos meses antes de esta misiva, en enero de 2023, el Papa expresaba su pesar tras ver la foto de tres polizones nigerianos que llegaron al puerto de Las Palmas tras once días de navegación escondidos en un pequeño hueco en el timón del buque y que dio la vuelta al mundo. «Esa foto me tocó» dijo entonces a Efe el Papa Francisco llevándose la mano al corazón.
El pontífice conocía muy bien la situación de Canarias y el drama migratorio de sus costas, como así se lo hizo saber al presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, durante un encuentro que mantuvieron en enero del 2024 en el Vaticano y en el que también acudieron el vicepresidente del Gobierno, Manuel Domínguez, la consejera de Presidencia, Nieves Lady Barreto y la de Bienestar Social, Igualdad, Juventud, Infancia y Familias, Candelaria Delgado. Junto a ellos estuvieron el obispo Mazuelos, Bernardo Álvarez y el obispo auxiliar de la Diócesis de Canarias, Cristóbal Déniz. Todos ellos transmitieron al Papa el compromiso de Canarias en la atención a los migrantes y la difícil situación de las islas, como principal destino de los cayucos.
El viaje que nunca llegó
En aquel encuentro Clavijo entró al Papa dos misivas, una de Mamadou, un guineano que le contaba su historia desde su llegada a Canarias en 2008 y que hoy es mediador cultural, y la de un grupo de migrantes africanos, algunos incluso menores, que residía en El Hierro, a donde habían llegado.
Ahí se planteó el deseo de que el Papa visitara Canarias. Sin embargo, no fue meses después, en septiembre del 2024 y de regreso de y un viaje por el Sudeste asiático y Oceanía, cuando el pontífice reconoció a los medios y en el avió papal su deseo expreso de viajar a Canarias para conocer la realidad migratoria de las islas. «Pienso en ir a Canarias porque allí está la situación con los migrantes que llegan del mar y querría estar cerca de los gobernantes y el pueblo de Canarias».
En octubre de 2024, un mes después, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, cursaba la invitación oficial en una audiencia mantenida en el Vaticano. A partir de aquí se comenzó a planificar una visita que finalmente no podrá ser.
El deseo del Papa de viajar a las islas volvió a ser expresado en enero de este año al obispo auxiliar de Canarias, el grancanario Cristóbal Déniz. «Tuvo una profunda sensibilidad con Canarias. Cuando estuve con él en enero sin decirle nada, solo con saber que era de Canarias me dijo ‘qué bien el trabajo que están haciendo en Canarias con los migrantes. Felicito al pueblo, a la iglesia’ y me dijo ‘quiero ir a Canarias’», indicó ayer Déniz, que aseguró que su deseo era poner a Canarias en el mapa a nivel internacional para ayudar a la acogida más digna.
Francisco, el único «que abrió las puertas a Canarias»
El presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, lamentó ayer el fallecimiento del Papa Francisco y el que finalmente no pudiera hacer su visita al archipiélago, como había expresado de forma directa en varias ocasiones para conocer de primera mano el drama migratorio de las islas.
Clavijo agradeció el apoyo recibido por el pontífice en el último año y medio, en el que alabó la solidaridad y la acogida dispensada por el pueblo canario a los migrantes, algo poco habitual en estos tiempos de «la globalización de la indiferencia», como apuntaba el propio Francisco.
Como indicó Clavijo, el Papa fue el único «que abrió las puertas a Canarias» cuando nadie lo hacía, en referencia a la reunión que mantuvo él mismo en el Vaticano con el pontífice en enero de 2024, cuando el presidente canario buscaba apoyos dentro y fuera de España para poder hacer frente a la crisis humanitaria de la migración en las islas.
«Nos abrió las puertas cuando nadie nos las abría», indicó Clavijo, que resaltó el «profundo conocimiento» que tenía de la situación del archipiélago. «Y por eso Canarias le estará eternamente agradecida y solo tengo palabras de agradecimiento para aquel que supo ver una oportunidad y un trato humanitario a los que huyen del hambre y de la muerte en vez de ver solo un problema», manifestó.
La migración y la atención y la acogida de los migrantes, de aquellos que huyen de sus lugares buscando una vida mejor, fue una de las grandes preocupaciones del Papa Francisco durante su etapa al frente de la Iglesia Católica.
Este domingo, en su última intervención pública, durante el mensaje de Pascua, el Papa Francisco volvió a ponerse del lado de los migrantes. «Cuánto desprecio se tiene hacia los más débiles, los marginados y los migranes», indicó el pontifice, que llamaba a despertar conciencias sobre los peligrosos viajes de los migrantes.
Fuente: canarias7.es
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