Cada 10 de diciembre se celebra en todo el mundo el Día Internacional de los Derechos Humanos, en recuerdo del mismo día de 1948 en que la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la declaración universal que los enumera. Por este motivo, el grupo de reflexión Justicia, Paz y Cuidado de la Creación, de la Conferencia Española de Religiosos (CONFER), ha elaborado un documento en el que afirma que «los derechos humanos han dejado de ser un lugar seguro, son conceptualmente occidentales y resguardan y protegen solamente a algunos seres humanos». Como tales, «se diluyen como azucarillos en situaciones primarias de desigualdad».

Para el abogado José Javier Ordóñez, profesor de la Universidad Pompeu Fabra e inspirador del documento de CONFER, los derechos humanos «son un concepto que suena muy bien, pero que está en claro contraste con la realidad que todos podemos conocer a través de los medios de comunicación e incluso por propia experiencia». Ordoñez destaca la «evidente descompensación» entre la teoría de los derechos, tal como está recogida en los diferentes instrumentos jurídicos internacionales, y su práctica efectiva: «Hay personas que sí los disfrutamos y otras muchas que no, aunque también sean sujeto de ellos».

Por ejemplo, se pueden ejercer o no «dependiendo simplemente de tu nacionalidad» y también de «si tienes papeles y visados o no los tienes». En este sentido, como abogado especialmente dedicado a causas de extranjería, «pienso en esas personas que vienen a nuestro país en busca de derechos que no tienen en el suyo». Son refugiados y migrantes que en España «a veces los encuentran y a veces no», lamenta.

A su parecer, los derechos humanos son «esos lugares donde uno se siente seguro y acogido, parte de un todo», algo en lo que «todavía existe una clara discriminación, porque unos los tienen y otros no». En esta línea, «me duele el auge de los discursos contra los extranjeros, porque defienden que nosotros tenemos unos derechos y ellos tienen otros. Y no es así: todos tenemos los mismos».

El abogado argumenta que «en la práctica no todos somos iguales», pues «no es lo mismo tener un pasaporte español, con el que puedes viajar prácticamente por todo el mundo, que uno de Guinea Conakry, por ejemplo». Y sostiene que «los que más sufren son los que tienen más derecho a los derechos humanos, y es de justicia que los puedan ejercer».

Fuente: alfayomega.es