Tal y como advierte el manual, el sector privado ha ido cobrando un mayor protagonismo en el control fronterizo de los Estados miembro y, aunque esta privatización no se da a la misma velocidad en todos los países, es un denominador común. Aquí es donde Statewatch encuentra una de las primeras piedras en el camino de la transparencia. A pesar de que la legislación europea otorga el derecho a la ciudadanía a solicitar a los organismos públicos qué información suya poseen, las empresas privadas no están sujetas a ese principio o disfrutan de una serie de excepciones que les ponen muy difícil a las personas migrantes acceder a esa información. No es un tema menor, pues la aceptación o denegación de su solicitud de protección internacional puede depender de ello.

Fuente: publico.es